MÚSICA PARA REFLEXIONAR SOBRE NUESTRO ACTUAR CRISTIANO

Leo Alvarez

La música toca nuestros sentidos…
Hay música que nos hace reír, llorar o recordar; y también hay otra que nos hace reflexionar. Pero en nuestro caminar como creyentes, necesitamos que la música no solo nos lleve a la reflexión, sino también a la acción.
Siempre es gratificante escuchar a nuestro querido amigo y músico Leo Alvarez. Su música no solo es reflexiva, sino reflexiva teológicamente. Nos conduce a dar pasos concretos para la transformación del entorno en el que nos desenvolvemos.
El reto: Escuchar música que no se quede en mera reflexión…
(www.leonardoalvarez.com)
 

SEÑOR, REFORMA A TU IGLESIA

SEÑOR, REFORMA A TU IGLESIA

Por Amós López (Cuba)

Dios de la Fe,

de la fe que justifica, nos perdona, nos reconcilia

y nos incorpora a tus actos de justicia en el mundo,

reforma la fe de tu iglesia

de manera que podamos creer, confiar, esperar y trabajar

por la justicia, la paz y la integridad de la creación.

Dios de las Escrituras,

que te revelas en el testimonio de tus actos de amor

y no en palabras muertas,

reforma el mensaje de tu iglesia

para que nuestro testimonio sea tu Palabra viva y vivificante.

Dios de la Gracia,

que sobrepasa toda ley y todo sistema opresor,

que nos acoge y nos acepta, que sana nuestras heridas,

reforma nuestro corazón

para ser una iglesia de gracia y perdón,

que promueva la libertad, la vida digna, la vida plena.

Amén.

“Tomar cafecito”, Un modelo para la educación teológica no formal

Por Osías Segura

Tomado de El Blog de Bernabé

En Costa Rica tradicionalmente tomamos café por lo menos tres veces al día.  No sé si J.R.R. Tolkien se inspiró en los «ticos» para diseñar sus hobitts. Fíjense bien, en la mañana café para el desayuno, de nuevo a media mañana (alrededor de 9:00), y posteriormente cafecito por allí de las 3:00 p.m. ¡Amamos nuestro café, y aun más si no esta pela’o! El café que me gusta, realmente, es el descafeinado marca Britt®. ¡Ya sé, ustedes los bebedores profesionales de café me dirán que no soy un verdadero cafetero! ¡Café sin cafeína no es café! Bueno, deben comprender que cuando se entra en la década de los cuarenta, no todo se le hace a uno permitido.

En fin, mi café descafeinado es rico, suave al estómago, no me hace sudar las manos, y no me da taquicardia. Y aun más importante, siempre me hace pensar en compartirlo con una conversación viva e inteligente. Creo que el ambiente de compañerismo que se construye alrededor del tiempo del café puede volverse en un modelo importante para la educación teológica. ¡Me explico! Sobre todo si las condiciones sociales y culturales nos permiten construir comunidad y teología mientras disfrutamos del cafecito. ¡La conexión entre tomar café y una buena conversación es tan fuerte y directa que tomar café solo debería ser considerado un crimen!

Yo creo que la educación teológica debería ser como cuando tomamos café en comunidad con un grupo de amigos, y el profesor es un facilitador y moderador de la conversación. Cada vez que tomamos café debemos hacerlo con aquellos a quienes amamos, quienes les gusta conversar y compartir. Pues el compartir juntos, al menos una taza de café, proporciona una oportunidad excelente de desarrollar comunidad, un tiempo que incluso el Espíritu Santo usa para proporcionarnos los temas de conversación. Simplemente podría ser la combinación de una temperatura moderada, buen aroma, cafeína (tal vez controlada), buena azúcar, y la santa inspiración que pueden hacer de la escena cafetera tan conducente para teologizar. El disfrutar de una buena taza de café con amigos que les gusta reflexionar y conversar, y aun más que aman al Señor y Sus Escrituras, es muy a menudo la forma cómo la teología se construye, o cómo se contextualiza.

En otras palabras teología se construye, no está simplemente escrita en libros. Se trata de poner en práctica nuestra reflexión de las Escrituras. Estudiamos las Escrituras para ponerlas en práctica, y eso es teología. Para ello necesitamos una forma de educación que nos permita construir nuestra teología. Este tipo de acercamiento teológico implica un tipo de misión que requiere de reflexión, no sólo como individuos, pero también desde una perspectiva comunal con aquéllos que buscan el cambio. Esta reflexión es la praxis teológica; es algo hecho por y con aquellos comprometidos a buscar el cambio social. Así, construir teología es una tarea del construir comunidad, y también una función pastoral de compartir nuestras heridas, y nuestras visiones para una sociedad transformada. En otros términos, debemos enfrentar las duras preguntas sobre la situación humana, debemos considerar los valores del Reino, y debemos confrontar aquellos marginados de la posibilidad de reflexionar con las Escrituras. Con este tipo de acercamiento, nosotros comprendemos que la teología simplemente no se expresa en artículos o libros académicos, pero también puede expresarse en poemas, canciones, danza y en ministerios transformadores. Necesitamos un tipo de educación que atienda a las necesidades y expectativas prácticas de nuestros pastores.

Propuesta para la educación teológica no formal

Santiago, el apóstol, nos brinda una interesante concepción de lo que podríamos llamar una espiritualidad práctica. ¡El apóstol nos llama a practicar nuestras creencias! Veamos:

Santiago 1: 22 – 27:

22 Sed hacedores de la palabra y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. 23 Si alguno es oidor de la palabra pero no hacedor de ella, ese es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural; 24 él se considera a sí mismo y se va, y pronto olvida cómo era. 25 Pero el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo sino hacedor de la obra, este será bienaventurado en lo que hace. 26 Si alguno se cree religioso entre vosotros, pero no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 27 La religión pura y sin mancha delante de Dios el Padre es esta: visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones y guardarse sin mancha del mundo.
 

Tristemente, la educación teológica ha llegado a ser identificada casi exclusivamente con filosofía abstracta y académica. Esto implica que hay pastores y misioneros que trabajan en “el mundo real” haciendo ministerio, mientras que hay profesores de seminario y otros intelectuales que se sientan detrás de sus escritorios cubiertos de papeles y hacen teología. ¡Allí hay un error!

Más bien, la teología debe verse como esa reflexión que debe llevarse a la práctica. Así considerando las Escrituras, nuestra historia, nuestro contexto cultural inmediato, en un diálogo amistoso con creyentes y no creyentes, podemos construir una teología que es pertinente a nuestras comunidades, inmanentemente práctica, indiscutiblemente entendible, y capaz de producir una verdadera conversión personal y un cambio social significativo. La teología no es un producto en conserva que usted compra en un libro. La mejor teología siempre se construye con un ojo en la Escritura y el otro ojo en el contexto social en que vivimos. Esto es porque según Santiago debe haber una relación íntima entre el estudio de la Biblia, la conducta ética del creyente y su comunidad, y un cambio en las estructuras sociales (práctica de la justicia). Por tanto, una de las mejores maneras para empezar a hacer teología es generando un espacio de amistosa conversación, y un buen cafecito a la cultura Tica podría ser un buen modelo educativo no formal.

Si creamos una educación no formal (café-teológico) notaríamos lo siguiente:

* Las clases son creativas, prácticas y comunales: La educación teológica no formal busca la creación del conocimiento en comunidad y diálogo. Una taza de café en compañía de otros es un buen ingrediente para construir comunidad. Al sentarnos alrededor de una mesa, con café, el ambiente se construye, aun más, si nos reunimos y enfocamos nuestro diálogo alrededor de las Escrituras. En nuestro mundo posmoderno estoy proponiendo sacar la reflexión teológica fuera de nuestros templos académicos y religiosos, y así llegar a donde está la gente en su vivir cotidiano.

* El profesor es un facilitador de la construcción del conocimiento para la práctica y el crecimiento espiritual: Al reunirnos alrededor de una mesa nos estimulamos para participar, mientras el facilitador de estudio (profesor) se vuelve un guía para nuestra jornada a través de las narrativas bíblicas. Un buen método para empezar es enfocarnos leyendo primero las Escrituras con una actitud “de escuchar.” Esto puede hacerse a través de un proceso de lectio divina[1], por ejemplo. Las Escrituras deben transformarnos, para que luego pueda transformar la sociedad.

* Se busca escuchar al Espíritu Santo, pues nos interesamos en aplicar conocimiento: Después que escuchamos a las Escrituras nos abrimos a la dirección del Espíritu Santo. Es decir, creemos que es Dios mismo quien nos está desafiando a actuar después de nuestra lectura, para así permitir que las Escrituras desafíen nuestra conducta ética. Una pregunta inicial puede ser: ¿Qué debemos hacer en nuestras comunidades con lo que hemos aprendido en nuestro estudio teológico de hoy? En otros términos, no sólo nos preguntamos ¿Qué significa un pasaje particular, pero también qué vamos a hacer prácticamente con lo que aprendimos en dicho pasaje? Los movimientos del proceso de leer, a través de la reflexión, para desafiar y entonces orientarnos a la acción que lleva a la transformación social. De esta manera, la comunidad de creyentes obedecen lo que ellos están leyendo y participan juntos del edificar del reino de Dios en la tierra.

* ¡Una educación no formal teológica como esta tiene implicaciones radicales! ¿Pero de qué vale leer la Biblia con el propósito de simplemente estudiarla cognoscitivamente? Debemos acercamos a las Escrituras con el propósito de conocer a Dios de manera inteligente y apasionarnos por Cristo, a la vez que nos descubrimos para ser conocidos por Dios, y así recibir el reto de reflexionar y actuar para transformar nuestras vidas y nuestras comunidades. Éste es un acercamiento muy contemplativo al estudio de la Escritura: nosotros reflexionamos escuchando a nuestros compañeros en ministerio (nuestra comunidad cristiana) quienes en oración buscan permitir que el Espíritu Santo a través suyo transforme nuestras vidas y nuestro contexto social.

* Es una educación que promueve la investigación-acción. Esta reflexión contemplativa-activa involucra el estudio de las realidades de nuestra cultura y su impacto en nuestras relaciones sociales, mientras tales contextos critican a su vez a las Escrituras. A menudo encontramos que las Escrituras se han tornado vivas y proféticas, y de repente se vuelven una fuente para el cambio. Así, la Biblia que se lee en comunidad, según la manera praxis de hacer teología, se vuelve en la fuente para actuar correctamente.

* Fuentes para la educación teológica no formal: Las fuentes para nuestra reflexión teológica no formal son el análisis de nuestro contexto cultural, las Escrituras, nuestra historia y nuestro trasfondo teológico. Así, nuestro proceso teológico, con su énfasis en un diálogo intencional (mientras generamos un ambiente amistoso alrededor de una mesa con una taza de café), finalmente busca transformar nuestro contexto social.

* Se trata de un compromiso con la reflexión, la acción y la práctica del evangelio: Este proceso empieza con un compromiso en la acción (1) antes de la lectura de las Escrituras. Éste es un compromiso que nosotros tenemos que abrazar en nuestra comunidad de fe. Los cristianos somos llamados a transformarnos en una comunidad alternativa, y a menudo incluso una comunidad contra-cultural. Entonces reflexionamos en nuestras experiencias (2) sobre todo en esas áreas que necesitan transformación (no solo personal sino también social), y termina con un compromiso a la acción inteligente, (3) dirigiendo así la acción hacia el propósito de transformación social. Sin embargo, el proceso no se detiene aquí. Continúa su ciclo inacabable de esos tres puntos como si fuera un tornado. Cada vez que nuestro estudio de la Biblia termina y nuestras tazas de café están vacías, regresamos a nuestras comunidades con un compromiso a la acción profética. Es decir, inspirados por nuestra lectura de las Escrituras, nos comprometemos con nuestras comunidades activamente para verlas transformadas.

* Este tipo de educación es un compromiso espiritual y de acción, no simplemente cognoscitivo: Pero recordemos que sin un compromiso espiritual previo nuestra acción comprometida puede volverse en un activismo político sin un compromiso con el Reino. El sacerdocio y el trabajo profético de todos los creyentes son una combinación necesaria para lograr un cambio holístico[2] en nuestra sociedad. Este cambio es guiado por el Espíritu Santo, mientras nosotros leemos, oramos y actuamos; oramos, leemos y reflexionamos; y entonces leemos, oramos y actuamos una vez más. Entonces, antes y después de ese proceso, la acción comprometida llega. Esta reflexión va más allá de una simple evaluación, y entra en un tipo de discernimiento comunal que acompaña una re-lectura de las Escrituras. La idea es medir nuestras acciones para ver si el Espíritu nos llamó a hacer realmente lo que fue pensado. De esta manera leemos las Escrituras antes, durante y después de nuestra acción, y actuamos antes y después de nuestra lectura de la Biblia.

Para concluir, me permito expresar que no hay una manera para construir la teología en la educación teológica. Hoy he presentado un modelo. Sin embargo, debemos considerar que no importa el trasfondo educativo de la persona, con tal de que las Escrituras se estudien, el contexto social sea criticado y un compromiso a la transformación sea expresado. Es cierto, necesitamos de un buen café (un té, un mate o cualquier otra bebida), una mesa grande, sillas cómodas, un constante escuchar de nuestras Escrituras, la oración, contemplación, un compromiso a nuestras comunidades, y un deseo de trabajar diligentemente para la conversión cristiana y la transformación social. ¡Disfrutemos de la educación no formal teológica, como disfrutamos del cafecito!

El Dr. Osías Segura es un misionólogo costarricense. Osías, después de cinco años de enseñanza en el Seminario ESEPA en Costa Rica, se trasladó a California. Hoy está radicado en Pasadena donde es profesor asociado, en inglés y español, del Seminario Teológico Fuller.

[1] Viene del latín: lectura divina, “lectura orante”. Es una metodología de reflexión y oración de un texto bíblico utilizado por católicos desde tiempos medievales. En el centro de la práctica de la lectio divina se encuentra una actitud receptiva y reflexiva de lo que Dios dice por medio de la palabra.

[2] Es una concepción basada en la integración total y global frente a un concepto o situación.

Como mejorar las relaciones interpersonales

Hace algún tiempo un buen amigo me refirió un libro titulado «Como ganar amigos e influir sobre las personas». El libro me impactó positivamente que lo leí haciendo marcas y breves comentarios en tan solo tres días. Mi esposa Claudia, en esos días, escuchó amablemente mis comentarios acerca de la lectura por bastante tiempo.

Definitivamente, he aprendido a mejorar mis relaciones interpersonales gracias a sus sabios consejos. Cuando olvido alguno de ellos, por lo general, termino en situaciones incómodas.

El autor del libro es Dale Carnegie, un excelente autor sobre las relaciones humanas. Dale fue un cristiano de influencia Wesleyana, que escribe a todo público. Las referencias a la Biblia son a manera de ejemplo, algo escasas por su enfoque y muchas veces solo presentadas como dichos de sabiduría.

El principal aporte del libro es que, de manera muy ágil, hace ver al lector cómo enfocar las relaciones interpersonales de manera sana y sabia. El libro está catalogado como libro de «autoayuda» pero es más que simplemente ello. En él se encontrará frases y párrafos como:

«Si quieres recoger miel no le des patadas a la colmena.»

«La crítica es inútil porque pone a la otra persona en la defensiva, y por lo común hace que trate de justificarse. La crítica es peligrosa porque lastima el orgullo, tan precioso de la persona, hiere su sentido de la importancia y despierta su resentimiento.»

«Usted puede ganar más amigos en dos meses interesándose de verdad en los demás, que los que se pueden ganar en dos años cuando se trata de interesar a los demás en uno mismo.»

«No critiques, no condenes, ni te quejes.»

En fin, espero que sea una lectura de su agrado para quienes quieran guardar, leer y practicarlo. Hago la advertencia que como dijo un personaje bíblico «hay que retener lo bueno y desechar lo malo».

Descargar libro : Como ganar amigos e influir sobre las personas»

Un saludo,

Angel Monzón

Por Sidney Rooy

Los relatos y el mensaje de la Biblia han sido siempre tanto fuente de inspiración para los creyentes de todas las épocas, como la autoridad y la norma de su conducta y fe. Históricamente la gran mayoría de las iglesias no tuvieron acceso a ella para la lectura y devocionales personales o de familia hasta hace relativamente poco tiempo. Más bien las lecturas eran breves en las congregaciones, con algunos trozos repetidos de memoria. Con el paso del tiempo y la consolidación de la vida monástica, los rollos fueron progresivamente copiados por los monjes, haciéndolos accesibles en las bibliotecas de las distintas órdenes. Aun así, fueron pocos los sacerdotes que tuvieron el acceso o la disposición de leer todos los rollos que contenían lo que hoy conocemos como Biblia.

Para leer el artículo completo hacer clic en el siguiente enlace:

EL USO DE LA BIBLIA A TRAVÉS DE LA HISTORIA DE LA IGLESIA

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